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Los buenos  hábitos nacen en casa

Los buenos hábitos nacen en casa

Los buenos hábitos comienzan en casa.

Cuando hablo de buenos hábitos no me refiero simplemente a la alimentación.
Más bien me dirijo un estilo de vida donde se dé el justo equilibrio entre una existencia activa y armónica de nuestra parte, también plena y satisfactoria para nuestros hijos.
Cierto equilibrio familiar que nos permita a todos sentirnos plenos con nosotros mismos y con nuestro entorno, conscientes de que cualquier actitud, repercutirá en ellos el resto de sus días. Y que, a la larga, constituye la base para la consideración de una vida saludable.

Quiero decir que los padres somos responsables de la forma de dichos hábitos, los que finalmente afectarán de manera positiva o negativa, en la primera etapa de crecimiento, de ahí la importancia de estar siempre presentes y comprometidos con lo que inculcamos, mostramos, y enseñamos. a nuestros hijos.
Bien lo dice el dicho: los niños son como esponjas, absorben todo lo que ven y escuchan, por eso nos vemos obligados a ser las mejores guías de nuestros pequeños, sobre todo lo que podemos prever y prevenir: siempre buscando el momento para actuar en equipo y comenzar a descubrir con ellos el complemento tanto físico como mental y espiritual: interviniendo más tiempo en mirar hacia adentro, creando ambientes sanos, tanto en casa como en el entorno. Convocando al respeto, al afecto, la comprensión y la tolerancia en buen sentido.

Saber elegir los alimentos, aprender a interpretar sus etiquetas, familiarizarse con libros de recetas, es un paso muy importante, nos alimentamos no sólo por necesidad, también por placer, para disfrutar y saborear la vida. Como la mejor forma de contar con los nutrientes necesarios para el bienestar físico, mental y espiritual.

Por el afán de conservar tu salud y la de nuestros hijos, te preguntarás muchas veces que comer? Que preparar? ¿Qué mercado? ¿Qué puede ser sano? En una palabra: ¿qué significa la palabra bienestar? Desde mi primer libro belleza natural siempre recomendado comprar comer y cocinar lo más fresco, limpio y puro posible o sea alimentos en estado natural.

Qué buen propósito sería volver a comer como lo hacían nuestros abuelos, que no conocieron la comida rápida, procesada, si eso es lo que le damos a nuestro cuerpo por falta de tiempo, pasión, habilidades culinarias, o cocimiento, difícilmente estaremos sanos, enérgicos. y bien nutridos..
Tengamos presente que el azúcar, la sal, en exceso las grasas, los colorantes, los aditivos, los sabores artificiales todo lo que encontramos en los productos procesados ​​es comida de muy baja calidad.

Sólo quiero que reflexionemos, como queremos sentirnos, como queremos ver crecer a nuestros hijos, y enseñarles a una edad temprana la diferencia que existe entre los productos procesados ​​carentes de nutrientes versus a los alimentos frescos, orgánicos, cultivados de una manera sana y segura.


Con amor

Catalina